miércoles, 14 de octubre de 2009

A PROPÓSITO DE LA DISCUSIÓN SOBRE EL HIMNO NACIONAL


Se ha desatado todo un debate por el “descubrimiento” de una estrofa apócrifa de nuestro himno nacional, y ¿de cuál se trata?, pues precisamente de la que toda la mayoría de connacionales tiene conocimiento, la que entonamos desde que tenemos uso de razón: la primera estrofa.

¿Quién es una de las personas que propugna la eliminación del estribillo aludido? Pues, nada menos que el “versadísimo” e inefable Ministro de Defensa, Rafael Rey, quien esgrime como argumento para llevar a cabo su propósito, que dicho fragmento del himno “resulta para muchos peruanos ingrato y hasta ofensivo”[1], pero no sólo eso, sino que –para darle un respaldo legal- invoca, además, el hecho de que el Tribunal Constitucional sancionó que esa primera copla no era de la autoría de José de la Torre Ugarte, quien como ya es de público conocimiento fue el creador de la letra de nuestro himno nacional, mientras que José Bernardo Alcedo compuso la música del mismo.

Ahora, si analizamos los versos materia de cuestionamiento, podemos constatar que, efectivamente, hace alusión a una etapa muy triste y oprobiosa que padecimos en manos de extranjeros, quienes no sólo invadieron y saquearon a manos llenas nuestro territorio y riquezas, sino que nos dejaron el peor legado del que hasta ahora no nos liberamos: el complejo de inferioridad. Complejo que se ve reflejado en todos los ámbitos de la sociedad peruana: nuestra población, nuestra política, nuestro deporte, etcétera.

Prueba de lo antes referido, en el ámbito social es, por ejemplo, que siempre se considere que las personas de rasgos nórdicos, caucásicos o eslavos, pueden captar mayor la atención del público en una estrategia publicitaria, anuncios comerciales, conducción de programas de televisión, en desmedro de la personas de rasgos cobrizos o afro-descendientes. Otra prueba, esta vez en el ámbito político, está en la continua prosternación en cuanta negociación se trata entre el gobierno y las grandes corporaciones extranjeras. Quienes nos gobiernan sostienen que no se le puede exigir demasiados requisitos legales y éticos a las empresas, porque de hacerlo ellas se van con sus inversiones y así el país no podrá salir adelante. El complejo radica en este caso, en creer que no estamos frente a un par, que no tenemos una condición de igualdad respecto a nuestro interlocutor, o quien haga el papel de parte frente a la negociación de un Contrato o Tratado, verbigracia. En lo que respecta al ámbito deportivo, mejor dejarlo de lado, ya que resulta humillante ver como los jugadores de la selección de fútbol cada vez que enfrentan a rivales de renombre ya sean brasileros, argentinos o uruguayos, lo primero que hacen al comenzar y terminar el partido es solicitarle a sus “ídolos” que le regalen sus camisetas. ¡Que patético, realmente!

En toda esta batahola suscitada por la eliminación de la primera estrofa del himno nacional, hay una serie de interrogantes que nos llaman poderosamente la atención y que a continuación pasamos a enunciar: ¿Deben resultar humillantes y oprobiosos a los peruanos los versos que componen el estribillo cuestionado? ¿Son nuestros gobernantes consecuentes al eliminar esa primera copla, acusándola de ser agraviante a la mayoría de los compatriotas y de que exacerba el derrotismo en nuestra población? ¿El eliminar esa copla y reemplazarla por la sexta estrofa aumentará nuestro orgullo patrio, nos convertirá en seres con una autoestima a prueba de balas, eliminara nuestros complejos tan solo por entonar sus notas en nuestro himno nacional?

Respecto a la primera interrogante, consideramos que lo que en ella se enuncia no es nada más que la fiel realidad, ¿o es que acaso no padecimos el dominio y la explotación del reino de España durante casi cuatro siglos?, ¿no hubo una situación de esclavitud que padecieron nuestros hermanos selváticos por el boom del caucho? ¡Por favor, no hay peor lastre para una sociedad que el que ésta niegue su historia!

En lo referido a la segunda pregunta, debemos hacerle recordar a nuestros políticos que ellos son los menos autorizados para hablar de agravios hacia los peruanos, cuando éstos son una sarta de ladrones que medran de los cargos que ostentan, cuando la mayoría de ellos están envueltos en delitos de corrupción de funcionarios, y precisamente por negociaciones o venta a precios irrisorios de bienes o patrimonios que corresponden a todos los peruanos, a los que ahora se precian en defender. ¡Cuánto cinismo por parte de esta clase parasitaria! Dicen que la estrofa de marras promueve la actitud derrotista en los ciudadanos, cuando a diario se nos informa de sendas derrotas por parte del gobierno en materia de lucha contra la pobreza, combate a la corrupción, negociaciones de tratados –sobre todos los acuerdos comerciales que protegen la industria farmacéutica del signatario extranjero que impide la venta de medicamentos genéricos a bajos precios para quienes viven con menos de un dólar diario, los que con estas medidas están condenados a morir lentamente- entre otras.

Por último, responderemos a la tercera interpelación, la cual alude al orgullo patrio y la eliminación de la actitud derrotista de la que hacemos gala la mayoría de peruanos. Creemos que el argumento esgrimido por el Ministro de Defensa y miembros del gobierno, no sólo es risible, sino que carece de toda lógica. Primero, es risible porque son nuestros políticos quienes encabezan el escalafón de los “seres” que más vergüenza nacional nos causan, son los que llevan a pensar que la política es un gran negocio que permite poder salir de la pobreza, constituyen el peor lastre para que la gran mayoría de los peruanos se superen, en resumen, son la escoria de nuestra sociedad. Segundo, es ilógico porque uno no desarrolla un orgullo patrio tan solo por entonar las notas del himno nacional, de creerlo así, deberíamos cantarlo durante 24 horas y todos los días, para que de esta manera opere una suerte de acondicionamiento que nos premuna de una alta dosis de amor a la patria y así esforzarnos por dejar en alto el nombre del Perú en una competencia deportiva, negociación política, o cualquier otro evento en el que estemos representando a nuestro país, por ejemplo.


En resumen, la eliminación de la primera estrofa del himno nacional y su sustitución –arbitraria desde luego- por la sexta estrofa para ser entonada en las escasísimas ocasiones en las que lo hacemos, no le resta ni le reditúa orgullo alguno a los peruanos. Lo anunciado por el gobierno, en los berreos del Ministro de Defensa no son sino muestra de un chauvinismo deleznable, y la pretensión de querer negar nuestra sufrida, pero no por eso bien reconocida historia, olvidándose nuestras autoridades que como reza aquel refrán: “La historia está escrita con sangre, pueden encubrirla, pero no cambiarla”. Y es precisamente la historia quien juzgará a nuestros políticos y a todos los cómplices de éstos –empresarios, testaferros y socios comerciales- como los responsables en gran medida de haber entronizado el abyecto legado colonial: el complejo de inferioridad de los peruanos. El cual debe ser superado –sin duda ha de ser muy ardua la lucha por erradicarlo- en aras de recuperar la dignidad y la autoestima que debemos tener todos lo peruanos por formar parte de un país que prodiga no sólo grandes estructuras arquitectónicas, una variada flora y fauna, hermosas reservas naturales, sino por sobre todo, porque contamos con una gente emprendedora que sabe sobreponerse y salir adelante ante las desgracias y el abandono que quienes no hacen otra cosa sino mancillar a nuestra patria, esa gente, sí, es la que hace uno se sienta orgulloso de ser peruano.

2 comentarios:

  1. Intersante, ya sabes lo que pienso. 100% de acuerdo

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  2. Muy bien dicho!!! Respetemos lo nuestro y dejemos de vender o cambiar lo único que nos hace autenticos como peruanos.

    ROMEL'S

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