domingo, 2 de febrero de 2014

CATARSIS
 
Si para ser libre hay que romper todo tipo de cadena emocional, económica, sexual, política, entre otras, pues bien, manos a la obra.
Empecemos por considerar que toda dependencia siempre es riesgosa: las personas nunca actúan o reaccionan en la medida que nosotros lo deseamos y, hasta cierto punto, tiene lógica, ya que de actuar así, ellos se encadenarían a nuestros antojos, deseos o caprichos.
Llevar a cabo el objetivo no es tarea fácil, el ser humano y su naturaleza social, siempre termina por obligarnos a relacionarnos con millones de personas, muchas de ellas son compatibles con nuestra forma de ver la vida, en seguida estrechamos vínculos con ellas y de ahí, quizá, surjan distintos tipos de afectos. Afectos nocivos, otros tanto placenteros y unos pocos saludables.
Ser libre, implica pensar siempre nuestra relación con el otro. Ese otro que determina parte de nuestra libertad con su sola existencia.
Decidir ser libre es una gran responsabilidad, elegir hacerlo es la determinación más difícil.
Finalmente, vivir no es un deber, sino un derecho.

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