miércoles, 25 de noviembre de 2009

UN DIA DE CAMPAMENTO



Bajo la tenue luz que irradiaba una luna menguante y el tímido frío producido por la brisa del mar, muchachos y muchachas que se aprestaban a dormir luego de una placentera francachela, viéronse impedidos de hacerlo debido a una acalorada discusión que se produjo en los alrededores de su campamento.

-¡De qué te ufanas, si con las justas puedes albergar a una persona en tu interior!-espetó la carpa.
-Jajaja, eso que dices no es cierto, ya que con un poco de esfuerzo pueden entrar hasta dos personas-acotó la bolsa de dormir.

Los muchachos estaban absortos. Pensaron que el espectáculo que presenciaban era producto de su imaginación; aunque para ser sinceros, algunos de ellos creyeron que se debía a su profundo estado de ebriedad.

-¡Además, al menos en mi interior no se cometen actos obscenos!-continuó farfullando la carpa.
-¡Pero que cinismo el tuyo! ¿A quién pretendes engañar? Yo he visto los continuos sismos que se producen en tu interior cada vez que albergas a una pareja de enamorados-replicó la bolsa de dormir.

Al percatarse de que la discusión aumentaba en intensidad, uno de los muchachos se acercó ante quienes polemizaban y se ofreció como amigable componedor a los contendores. Cuando se encontraba a escasos metros de los mismos…

-Y tú, ¡qué pretendes! Mira, mejor aléjate de aquí que no tienes por qué fungir de pacifista que te conozco muy bien-señaló una energúmena carpa.
-¡Vaya, por fin concuerdo en algo contigo!-profirió su antagonista.

Al escuchar esto, al muchacho no le quedó otra opción que alejarse de inmediato, su rostro no podía ocultar el carmesí en sus mejillas, que denotaba una profunda vergüenza. ¿Cómo es que un insignificante objeto podía conocerme?-parecía preguntarse el atribulado y frustrado conciliador.

Todas las personas que se encontraban en ese momento en la playa “Delirio” no podían evitar acercarse y observar estupefactos la candente discusión. Algunos de ánimo beligerante –de esos que nunca faltan- no dudaron en formar una ronda entre los polemistas.

-¡Ya pues, en qué momento empieza lo bueno!-gritaba un eufórico muchacho que portaba una lata de cerveza en su mano diestra mientras se esforzaba para permanecer en equilibrio.

Cuando, súbitamente, la histeria colectiva se apoderó de todas las carpas y bolsas de dormir que se encontraban en la playa, entonces estalló una gran lucha encarnizada entre ambos bandos.
Una atribulada muchacha no dejaba de decir: “¿Qué es lo que está ocurriendo? ¡No, no es verdad lo que presencian en este momento mis bellos ojos!”.
-¿Qué es lo que no puedes entender? Nosotros, al igual que todos los que son como tú, también discutimos-sentenció la bolsa de dormir, dirigiéndole una torva mirada a la sorprendida muchacha, quien no creyó que su comentario podía haber sido escuchado.

La gente contemplaba absorta el delirante panorama, creían que se estaban perdiendo el juicio, que el alcohol y demás estimulantes los habían llevado a un viaje hacia lo inimaginable. Sin embargo, nuevamente el eufórico muchacho que portaba la cerveza en su mano derecha empezó a gritar: ¡Ya pues, no lo dilaten, en que momento empiezan a llover los puñetes y patadas! ¡Queremos más acción! ¡No sean aburridos!

Al escuchar esas consignas, una iracunda bolsa de dormir se volvió hacia los espectadores, tratando de identificar la voz que se escudaba cobardemente entre la turbamulta, al principio no le fue fácil ubicarla, pero, luego de aguzar la vista, logró su cometido.

-¡Así que eres tú quien para saciar su sadismo pretende azuzar la discusión que muchos de ustedes vienen presenciando, mientras, tú sigues salivando, en espera de ver un cruel espectáculo! Siento mucho decepcionarte, pero si lo que quieres es acudir a una función circense o emular un coliseo de toros o coliseo romano, pues dirígete a otra parte. Si aún no te basta con las noticias que ves a diario en los medios de comunicación, tendrás que satisfacer tu sed de violencia de otra forma y no a través de nosotros. ¡Vámonos amigos!-concluyó indignada la carpa.

-¡Sí, vámonos de inmediato amigas!-secundó la bolsa de dormir, dirigiéndose tanto a sus pares como a las demás compañeras de la que hasta ese momento era su antagonista.

En ese momento, todos los concurrentes a la playa, quienes habían presenciado impertérritos los alucinantes hechos, presenciaron una “Gran Marcha”, aquella que a la postre marcó la “descosificación” de las cosas.

¡A partir de ahora, si quieren abrigo y protección, sólo les quedará refugiarse en el alcohol!-gritaban al unísono la nueva clase hermanada, mientras se dirigían a la conquista pacífica de la ciudad.

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