Pensar,ahora,se torna nocivo,
peligroso y hasta letal.
Y es que habemos quienes preferimos morir
antes que someternos al oprobio
de la inactividad cerebral.
Pensar en algo,o en alguien,
no es tan intrincado.
El problema es el pensamiento,lo pensado,
lo que gira en torno a el,en concreto:
su materialización en los hechos.
Pensar es tan vital como respirar,
ergo,como evitar no hacerlo?
Pero hay quienes recomiendan lo hagamos
de manera entusiasta,halagüeña,positiva,
dizque,con la finalidad de no infligirnos daño.
Pensar de aquella forma,sin ambages,
se torna vil,deleznable.
Y es que a la luz de la cruda realidad,
el optimismo per se,sin cavilar,
no es,sino,sinónimo de inactividad cerebral.
lunes, 1 de julio de 2013
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